San Diego de Alcalá (San Nicolas del Puerto, Sevilla, 14 de noviembre de 1400 - Alcalá de Henares, 12 de noviembre de 1463) fue un fraile franciscano, considerado santo por la Iglesia Católica, de gran importancia en la historia y cultura complutenses.
Se sabe poco sobre su juventud. Una vez se consagró a la vida religiosa, fue un gran viajero, visitando, entre otras, Roma y las Islas Canarias. Finalmente en 1456 recala en el monasterio de Santa María de Jesús de la ciudad complutense. Allí fue conocido por su amor a los pobres y se le atribuyen varios milagros.
Una vez muerto su fama continuó, de tal manera que un siglo después su cadaver fue llevado ante el lecho del príncipe Carlos, hijo del rey Felipe II, cuando este se encontraba muy grave después de su caída por las escaleras del Palacio Arzobispal cuando se alojaba en Alcalá. Su recuperación a partir de entonces fue considerada milagrosa, lo que llevó al rey a promover ante la Santa Sede su elevación a los altares, cosa que se consiguió en 1588 cuando fue canonizado por el Papa Sixto V.
Actualmente se encuentra enterrado en la Catedral-Magistral, en una urna dorada y su cuerpo momificado se exhibe cada 13 de noviembre.
Su importancia no se limita a Alcalá o a otros muchos lugares de España; dio nombre a la ciudad californiana de San Diego, hermanada con la ciudad complutense.